17 de octubre de 2011

Aquel día...

 
Era las 7 pm ... Tú saliste apurado te despediste de tus amigos, tan solo agitando la mano a la distancia con una sonrisa inusual...llegaste a casa e inmediatamente te deshiciste de ese atuendo formal, cogiste una mochila viajera (roja y gris), metiste lo necesario y lo innecesario, te lavaste las manos, la cara…levantaste la mirada hacia el espejo y el chico del otro lado con la mirada estupefacta se preguntaba que te pasaba y leyéndote los pensamientos mostró una sonrisa de aprobación  y desconcierto, cruzaste esa puerta indiferente sin anunciar tu partida.

Era las 9 de la noche...yo estaba muy inquieta torturando el reloj del celular a cada minuto, desesperada por salir corriendo, después de 30 minutos de hostigar el celular, desaparecí…llegué a casa, me empotré dentro de unas cómodas prendas, rellene la mochila “guerrera” con cosas féminas, junto a un Libro que pedía ir conmigo, me despedí de la chica del reflejo del espejo,  retuve una bocanada de aire y me enrumbé a tu encuentro.

Era las 10, entre el bullicio se podía percibir a un extraño que llamaba a gritos pronunciando el nombre del lugar de nuestro encuentro…de nuestro tan esperado reencuentro en el punto medio…Nos acomodamos lo mejor que pudimos en esos ceñidos asientos, igual no importaba con tal de que al dormir la luna, la mañana nos traiga ante los ojos, ante las manos, ante los labios, nuestra compañía.

Era casi las 8 de la mañana, llegaste primero, bajaste apresurado…evadiendo a quienes se entrometían en tu camino, casi corriendo acelerabas los pasos, haciendo a un lado a la multitud…te abriste paso, levantaste la mirada y nuestros ojos se encontraron y mi sonrisa atrapo la tuya, rozamos nuestros labios, cogiste mi mochila y con la otra mano...tomaste mi mano derecha, nos miramos cómplices, estrechamos nuestras manos...ya sabíamos a dónde íbamos...así que seguimos adelante.

Segundo piso de una edificación de tres, puerta de madera vestida de barniz, paredes crema, ventanas a la calle, cortinas color vino, almohadas blandas y blancas, un edredón matizado, una confortable cama. Abrimos la puerta...dejaste las cosas en la mesita del costado, yo me tire a la cama boca abajo, te recostaste a mi costado, nos miramos fijamente, nos besamos, nos tocamos, nos acariciamos, nos desnudamos (lentos pero desesperados), nos arrastramos a la ducha sin separarnos, el agua tibia fue testigo de lo ocurrido, y el espejo opacado por la pasión, con nuestros nombres grabados.

Media mañana cogimos las cosas y salimos a consumar lo planeado, compramos algo para ir comiendo en el camino y agua para hidratar nuestros cuerpos libidinosos, y como dice el F "caminábamos como dos versos prohibidos en un extraño latido"  en "Los Vagamundos"...ignoramos miradas fisgonas de escrupulosos observadores, y seguimos adelante cogidos de las manos, pretendiendo enfrentar al mundo…

Era las 11 de la mañana, nos enrumbamos a habitar un lugar efímero, puerta verde de madera, loseta blanca, masilla azul, ventanas disimuladas, agua ardiente, vapor excitante, las toallas blancas colgadas, las prendas en el rincón derecho…tus ojos, tus labios, tus manos, tu esencia, tu cuerpo y mi cuerpo.

Subsistimos en esa ilusoria dimensión casi 60 fugitivos minutos…60 minutos que cautivaban aún más mi acelerado palpitar, 3 golpes alarmados de un alma indiscreta e inoportuna, tal vez sin imaginar, trabó aquel mágico momento…aquel tan anhelado momento; presionados nos envolvimos en las toallas sin querer despegarnos, nos vestimos y esbozando miradas plácidas cruzamos la puerta y retornamos al mundo.

Improvisamos un almuerzo aislado a sombras de un ambiente rústico y relajado, con risas entusiasmadas por todos lados, el tiempo se pasó volando…y nuestras manos nunca se soltaron, y nuestros ojos hablaron por si solos. El sol terminaba su viaje diario, con las mochilas en brazos, estuvimos de vuelta, parecíamos una pareja, aún sin serlo…pero ambos sabíamos que las palabras estaban de sobra.

Llegamos a nuestro momentáneo refugio cuando el sol cayó, cerramos la puerta, las ventanas, las cortinas… y esta vez las almohadas terminaron en el piso, tirados en la cama boca arriba, mirando el techo…las palabras empezaron a fluir y nuestras manos se aferraban cada vez más con cada latido.

Eran las 8 con 40, nos vestimos, cogimos las cosas y salimos con un suspiro acongojado, compensamos una cena apresurada, agradecimos esa desquiciada aventura y llego el beso de despedida…

...pero aquel día...no llego (al menos hasta ahora)... porque ninguno de los dos tuvo la osadía de tomar el primer tren... 

2 sensaciones...:

Jan Iodmnt dijo...

a ver si entendi...solo estuvo en tu imaginacion este realto?? asu pero esperemos se haga realidad estuvo muy bueno, que recatada yo hubiera escrito mas del acto ajjaja ,escenas hot cuidate y NO DEJES DE ESCIRBIR(hace mucho q no decia eso xD)

tj011190 dijo...

....k más kisiera!!! jajaja nada cuesta soñar XD

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