2 de enero de 2012

Un año con mi chico…



Hace un año me reencontré con él, no recuerdo la fecha exacta pero sí recuerdo que fue de tarde (a veces no suelo ser tan detallista), y no fue en persona, fue por Messenger. Yo estaba en mi cuarto, en la compu haciendo un trabajo de la universidad de finales de ciclo, no recuerdo que trabajo exactamente, tampoco recuerdo de que asignatura era, pero sí recuerdo que estaba en mis minutos de auto-receso, en esos minutos abría mi cuenta y veía quienes estaban en línea para poder hace un poco de “vida social”, porque a veces era media ermitaña, recuerdo que él siempre estaba conectado, pero él no me hablaba y yo tampoco, yo tenía muchos gratos recuerdos de él, pero temía que él no me recuerde, al menos no como yo lo recordaba a él; así que para evitar los apenados estados de ánimo me quedaba del otro lado preguntándome que será de él, como estará, donde estará; me quedaba con ganas de conversar con él, lo intente una vez y no me dio bola “Ya no me recuerda” – me dije abatida. Recuerdo que pasó una semana y volví a intentarlo así que abrí la ventana de conversación y obtuve una respuesta, esa era la primera conversación de tantas que mantenemos hasta ahora.


Siempre he pensado que hablar con alguien por chat es muy diferente a tenerla frente a ti, creo que por ese medio se puede decir muchas cosas que no siempre son ciertas, en cambio cuando estas cara a cara los ojos suelen delatarte, al menos a mí me pasa eso…mis ojos me delatan. Pero con él todo era distinto desde entonces, siempre nos la arreglábamos para sentirnos uno al lado del otro…hasta ahora.

También recuerdo que era mediados de noviembre, el mes de mi cumpleaños no sé si él volvió a mi vida como regalo retrasado, pero recuerdo que las primeras fechas de ese mes yo terminé con el chico trujillano, con ese chico que me dejó más heridas que promesas rotas, ese chico que me hacía sentir más enferma de lo que ya estaba.

Estoy convencida que él llegó para salvarme ahora me siento curada sin ese montón de pastillitas con sabor a lástima de mí misma…él es la dosis exacta de esa medicina que nunca me negué a tomar, la medicina que ese doctor nunca pensó en recetar.

No quiero ser tan “Fatalista” en pensar que el destino quiso que ambos volvamos a saber el uno del otro, y mucho menos que el destino se las haya arreglado en hacer que yo pase navidad y reciba el año nuevo en el lugar donde él estaba (lo cual hizo que ambos nos encontremos uno frente al otro sin reprimir un abrazo intenso) y aún más al hecho que mi hermana realice sus estudios por allá, parecía como si alguien estaría escribiendo una historia de amor “imposible” como todas esas historias en la que los protagonistas viven la pasión extrema, la locura intensa, la complementariedad perfecta, y algunas veces, sólo algunas llegan a enamorarse y el amor triunfa por sobre todas las cosas, no sé si sea pesimista en pensar que lo último no pasará, al menos no en esta vida; aunque en el fondo de mi ser, en ese lugar donde la esperanza se encapricha en seguir viviendo y espera que así sea, ese sería tal vez nuestro final feliz, pero creo que eso sólo pasa en las películas.

Hemos pasado un año con esas conversaciones divertidas, emocionantes, preocupantes, sinceras, tiernas y apasionantes; de día, de noche, de madrugada. Un año hablando por celular, un año de los correos por las noches, un año de las escabullidas, un año de compartir momentos, música, lecturas. Un año de conocernos más, mucho más diría yo…un año desde que le robé el primer beso.

Soy sincera al decir que siempre tendré miedo que vuelva a desaparecer de mi vida como hace 5 años atrás, y él lo sabe, lo nota cuando me entran mis momentos de psicosis y le mando correos desesperados a los que él llama “guión de telenovela mexicana” arrancándome una sonrisa y para estar más tranquila promete que no se irá, y yo le creo. Ha sido un año muy emocionante sé que no habría sido lo mismo si él no hubiese llegado de la manera como lo hizo, en ese momento en el que llegó, y creo que a él le pasa lo mismo.

Han pasado tantas cosas que no planeamos, cosas que nos unieron más, y también cosas que en algún momento trataron de forzarme a flaquear y alejarme, no sé si para bien o para mal, pero a veces suelo ser testaruda, demasiado diría yo, no lo sé, lo único que sé es que cuando estoy con él me siento completa.

Él está cuando estoy despierta, cuando estoy dormida. Está en cada hoja que escribo, en cada dibujo que trazo, en cada copa que me tomo con mis amigos, en cada beso que rechazo; en cada sonrisa que me colma; está cada vez que siento frio, que siento calor, en cada canción que canto, en cada canción que dedico, en cada acorde de mi guitarra negra con un gran destello rojo, está en TODO. Soy cobarde si se trata de decir que me enamoré, es que no pensé que se podía estar enamorada sin tener enamorado.

Ahora, después de un año, hemos decidido no preocuparnos mucho por lo que se viene…hemos decidido sentir, vivir, y algunas veces soñar. Nos hemos hecho una promesa implícita, prometimos que siempre estaremos juntos, aún sin estarlo; y si alguno de los dos lo olvida esta promesa permanece escrita aquí para recordárnosla.

2 sensaciones...:

Anónimo dijo...

Vaya, k gran historia; sacada d pelicula. Me encantó :)

Invitado dijo...

Buena historia, espero que no sea tan real, y si lo es, espero que todo sea bueno lo que estas haciendo, usualmente la que mas sufre con eso es la mujer por el grado de sentimiento, pero bueno, espero sepas manejarlo, suerte

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